Poema "Ma Jokaraisa"
Poema
Ma Jokaraisa
Mi otro corazón
nació del polvo (igual que yo)
que dejó un baile de estrellas
en la fiesta más grande
que dio el universo
Mi otro corazón
no late dentro de mí
resuena bajo el dominio
de un cuerpo ulterior
con un ritmo semejante al mío
Mi otro corazón
late con su propio arte
y se desenfrena haciendo su cuerpo polvo
y después renace en su propio fuego
(igual que yo)
Mi otro corazón
tiene su propia sangre
y en sus corrientes fluyen mis afluentes
siempre confluyen
porque nuestra sangre arde
Mi otro corazón
nunca muere
siempre renace
porque cuando se nos va el aliento
el latido del otro
explota en silencio
y del fluido de la sangre
renace el fuego
ese que nos nace
ese que nos hace
Gredya
2015
Poema de Gustavo Pereira: "Sobre salvajes"
incluida en el Poemario "Escrito de salvaje".
Los pemones de la Gran Sabana
llaman al rocío Chirïke-yeetakuú
que significa Saliva de las Estrellas;
A las lágrimas Enú-parupué
que quiere decir Guarapo de los Ojos,
y al corazón Yewán-enapué:
Semilla del Vientre.
Los waraos del Delta del Orinoco dicen Mejokoji
(El Sol del Pecho) para nombrar el Alma.
Para decir amigo dicen Ma-jokaraisa: Mi otro corazón.
Y para decir olvidar, dicen: Emonikitane,
que quiere decir Perdonar.
Los muy tontos no saben lo que dicen
Para decir Tierra dicen Madre
Para decir Madre dicen Ternura
Para decir Ternura dicen Entrega
Tienen tal confusión de sentimientos
que con toda razón
las buenas gentes que somos
les llamamos salvajes.
Sobre Gustavo Pereira
Poeta y ensayista venezolano nacido en
Margarita en 1940. Doctorado en la Universidad de París y fundador del
Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de
Oriente. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura en el año 2000, y hace
poco ganó el premio Víctor Valera Mora. Ha escrito más de treinta libros
y, cabe destacar, le debemos el hecho de que la palabra ‘cultura’
aparezca en el preámbulo de la Constitución. De algo tiene que servir
eso en algún momento, ¿no? Sería bueno si se hablara más sobre la
cultura y su importancia.
Gustavo Pereira ha sido un defensor
incansable de los derechos indígenas, y es realmente alguien en quien
uno puede percibir la pasión sincera por el tema. Tuve la oportunidad de
conocerlo y de escucharlo hablar en persona sobre los pueblos indígenas
y, al comenzar a contar anécdotas y hablar más sobre sus vivencias, sus
ojos brillan y su tono de voz cambia. Recuerda un montón de
experiencias con la cultura indígena. Detalles maravillosos como los que
deja plasmados en este poema, en el que vemos cómo el lenguaje es capaz
de diferenciar enormemente nuestra manera de ver el mundo. La
perspectiva indígena es naturalmente metafórica, mucho más esencial,
conectada con la naturaleza. La cultura de una sociedad se enriquece con
el conocimiento de otras culturas y el contacto e intercambio con las
mismas; destruir y absorber no es tan enriquecedor como convivir,
aprender de las otras culturas, como lo son las muchas culturas
indígenas que tenemos dentro de nuestro territorio.
Comprender modos de vida y no juzgar.
Es
hermoso lo que muestra el poema, lo que dicen las lenguas indígenas
sobre emociones que nosotros, también, sentimos, y la manera en la que
lo hacen. Es hermoso notar que las palabras pueden disminuir el puente
que las separa de las emociones, de la realidad, y de las cosas, y que
hay palabras que pueden ser, en sí mismas, poesía. Si no juzgamos a
otros como “salvajes” o “desiguales” por no compartir nuestros puntos de
vista y aprendemos de ellos, nos abrimos a una nueva perspectiva, a una
nueva posibilidad, y crecemos. Tanto los lenguajes como las culturas
indígenas son realmente apasionantes, y hay mucho que podríamos
(re)aprender de ellos.
Les dejo una carta del jefe Sioux de
Seattle al presidente de los Estados Unidos en la época, una carta que
Gustavo Pereira suele recomendar cuando habla del tema:
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